Lleva un control de tu inventario, monitorizando tus compras y ventas de productos.
Seguridad en tu efectivo y cortes de caja. Haciendo un arqueo de billetes y asegurando que el dinero vendido siempre esté en caja.
Planea tus compras correctamente, al saber qué productos tienen más movimiento y siempre estar preparado para vender. Y mejor aún, no tengas productos que pasen de su caducidad.